miércoles, 20 de mayo de 2015

Fiasco JdR: Con el culo al aire

Los Ángeles, a mediados de los 80. La industria cinematográfica de entretenimiento para adultos ha sufrido una revolución con la popularización del video doméstico. Son los tiempos de leyendas como Ron Jeremy, Christy Canyon, el malogrado John Holmes o la polémica Traci Lords.

La elección de la industria del sistema VHS hunde definitivamente al Betamax y se mueve tanta pasta que aparecen inversores sacando a directores y equipos de rodaje a sueldo del Cine convencional, a veces de las mismas academias sin ninguna experiencia y otras, simplemente se encarga gente de confianza de quien pone la pasta aprendiendo el oficio de rodar sobre la marcha. La cantera de las estrellas potenciales no es mucho mejor, dispuestos a todo por medrar tal como promete el sueño americano, aunque nadie les dijo que esto podría intentarse con el culo al aire, tampoco les importa.

Codicia desmedida y fajos de billetes constantes, suma el SIDA, decóralo con nuevos ricos paletos o barriobajeros, añade desordenes afectivos y psicológicos por pasados traumáticos, el desgaste del carácter que causa la adicción y remuévelo todo con la presión de rodar cuanto más mejor, cuanto más rápido mejor y hacerlo metiendo toda clase de fetichismos y perversiones para contentar a su público. Los tribunales tomarían cartas en el asunto poco más tarde. Tal como estás pensando, muchos de los anhelos y proyectos de esa miríada de nuevas productoras acabaron en un completo fiasco. Por Alex Werden



Películas para Inspirarse

- ¿Hacemos una Porno? (2008, Kevin Smith)
- Porn Star, The Legend of Ron Jeremy (2001, Scott J. Gill)
- Boogie Nights (1997, Paul Thomas Anderson)

Perpetradores

Como parte del Arcano XIII cordobés (o kurtubi, como se llama ahora esta división) se había visto involucrada en la aparición del juego en castellano, había ganas de echarse una partidilla con un escenario propio, que menos, y testar unas cuantas teorías que manejábamos sobre el patrón de construcción que siguen estos. Werden ideó y documentó, Kalibre montó la caratula aunque no vino a jugar y al final fuimos solamente tres testando este escenario.

El que suscribe, que soy Werden, ha de reconocer que el entorno tras las cámaras casero, alocado y de formación de aquellos tiempos, lleno de escándalos, anécdotas y reveses con tribunales y muertes le resultaba sumamente caótico e interesante como para ser razón de ser de un escenario de Fiasco. Bueno, eso y que el hablar en tercera persona le resulta muy inquietante. Esperamos que lo encontréis divertido también vosotros tanto como lo hicimos la mitad de los arcanitos de la ciudad.

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