sábado, 30 de julio de 2016

Adaptando Global Frequency (I)

Cuando la pasada Portada Lunar leí la reseña de mi nuevo compañero Darkos, siendo como soy un fan de Mutants & Masterminds, me puse a pensar en las posibilidades que abría esta nueva edición a la hora de lanzarme a debutar en Fanzine Rolero con una serie de ayudas de juego que os aportaran unos cuantos elementos para crear partidas de superhéroes pero con un toque «diferente». 


Una de las pocas imágenes oficiales del fallido proyecto televisivo del que os hablo.



Por eso me puse a pensar y eché la vista hacia atrás: corría la primavera del año 2004 cuando la Warner Bros cancelaba el proyecto de una serie que combinaba acción, ciencia ficción, investigación y otros elementos, pese a que el piloto de aquel proyecto acabara filtrándose en las redes P2P y recibido por el público con entusiasmo. Mucha gente quedó decepcionada por la decisión de la cadena de no continuar con ese proyecto televisivo, porque aunque quizás ha llovido mucho y si eres un friki de nueva generación no sepas de lo que te estoy hablando, Global Frequency fue un proyecto que a día de hoy todavía cuenta con una pequeña legión de seguidores incondicionales. Entre los cuales me encuentro. Hubiera sido un proyecto estupendo, y una oportunidad genial para dar vida en movimiento a un guión que considero más que interesante.

Y es que antes de ser un proyecto fallido de televisión, Global Frequency fue un comic nada típico, publicado por la editorial Wildstorm como una saga de doce números independientes y autoconclusivos relacionados entre si a través de los protagonistas principales de la historia general, nació nada menos que de la mente de Warren Ellis. Y si este nombre no te suena, ya estás corriendo a buscar y devorar obras maestras del comic como: Transmetropolitan,Planetary o The Authority. Aparte de recomendarte que salgas de la cueva en la que hayas estado viviendo y donde no lleguen los cómics, para mirar en la wikipedia, poco te puedo decir, porque me temo que no acabaría nunca.


Este señor con barba, que atiende por Warren en su casa, es el responsable último de que estemos en estas lides creativas.

En todo caso, aunque quizás en otros artículos de Fanzine Rolero igual a mis nuevos compañeros o a mi mismo nos de por abordar otras obras del maestro Ellis, este va a ser el turno de una de las series más atípicas que te vas a poder encontrar.


Fanzine Rolero está ahora en la Frecuencia Global

Porque no es la primera vez que una editorial de comics, una cadena de televisión, o una productora de cine defraudan a la gente enterrando proyectos que nunca llegarán a ver la luz. Ahora bien, la ventaja del rol como afición frente a otros formatos de entretenimiento más pasivos, es que nosotros con un poco de imaginación y algo más de trabajo, podemos reciclar casi cualquier idea para hacer que cobre vida, y aún más: podemos convertirnos en protagonistas de la historia. Por eso a partir de esta Portada Lunar voy a ofreceros una serie de artículos que os introduzcan en esta particular ambientación, al igual que trataré de daros ideas acerca de como emular «misiones»durante esas posibles partidas que os puedan surgir a raíz de conocerla; fichas, conversiones a un par de sistemas (entre ellos el DC Adventures), y en definitiva todo lo que creo que podéis llegar a necesitar para continuar la historia, allí desde donde a Ellis no le dejaron continuar.

En este primer artículo vamos a explorar un poco el tipo de setting de juego y los elementos básicos de la ambientación que sin duda vais a necesitar conocer.


Soluciones Globales para nuestro Pequeño Mundo

Cada vez que abres un periódico, que enciendes la televisión, que navegas por Internet: lo estás viendo.

Terrorismo a una escala cada vez mayor, desastres naturales de terribles proporciones, abusos de poder de manos de gobiernos corruptos que actúan en pro de intereses muy diferentes de los de los pueblos a quienes deberían servir. Lo peor es que sabes que sólo es la punta del iceberg, la parte más visible del problema, las migajas de información que resultan accesibles a la opinión pública. Lo terrible es que bajo esa punta sabes que hay mucho más oculto bajo las aguas, esperando a surgir a la superficie. Te hace preguntarte que otros terrores aguardan ahí fuera, lejos de cualquier foco que los esté observando para prevenir a la gente. Preparados para activarse y saltar como el mecanismo de cuenta atrás de un detonador y provocar otra catástrofe que marque la historiaEn alguna parte se está preparando otro 11 de Septiembre, en algún lugar ocurrirá otro desastre de Chernobyl, algún dictador invadirá un país a su antojo con alguna pretendida excusa para declarar la guerra, o seremos testigos de una nueva catástrofe natural o una nueva pandemia, que asolen y horroricen al mundo por su magnitud.

Lo inimaginable es que pese a que todo el mundo lo sabe, todo el mundo es consciente de ello, el desastre acabará siempre siendo mucho mayor debido a lo poco que se ha hecho para prevenirlo, o para estar preparados a la hora de paliar sus consecuencias. Y lo aterrador es la claridad con la que se asume que cada vez que ocurre algo así, las organizaciones que tradicionalmente se encargan de prevenir o minimizar el alcance de tales eventos catastróficos, no están preparadas para hacerles frente. Fracasan demasiado a menudo.

Entonces es cuando llega el tiempo de las culpas, de señalarse con el dedo unos a otros mientras los medios de comunicación hablan acerca de «depurar responsabilidades» y se promete en primeras planas y en horarios de máxima audiencia, que los culpables de los errores cometidos a la hora de tomar decisiones equivocadas verán rodar sus cabezas.

Reacciones demasiado lentas a la hora de enfrentarse con la diversidad de crisis que se deben contener, falta de canales de comunicación adecuados que coordinen agencias dedicadas a materias muy distintas, y una burocracia que antepone cuestiones e intereses muy diferentes al rescate y salvamento de vidas, son solo algunos de los elementos que intervienen en esta ecuación. Podemos buscar responsabilidades allí donde queramos, pero la realidad es que estos organismos, debido a lo ortodoxo de sus métodos y a su falta de adaptabilidad a situaciones cambiantes y que divergen continuamente, van quedando poco a poco obsoletos, frente a la velocidad de una era moderna que no va a permitir que nadie se tome un segundo de más para estar preparado. Y por si esto fuera poco, incapaces de asumir la realidad de sus propios fallos, la ineficacia de sus métodos y lo lastrante de su ortodoxia, estas organizaciones se ven enfrentadas a un miedo que les resulta paralizante. Y mientras tanto la gente muere. Ese es el resultado final de la ecuación.

Hace falta un modelo nuevo. Un sistema que pueda actuar de la forma más inmediata posible ante una emergencia, sin importar la naturaleza de la misma, y sin que sufra traba alguna de carácter político o burocrático. Un modelo que cubra cualquier situación imaginable, y que tenga acceso a los suficientes expertos en los campos más diversos para poder hacerse cargo de situaciones que hasta ahora sólo existían en la imaginación de unos pocos. Pero sobre todo, es necesario que ese modelo de célula de crisis otorgue prioridad a la verdadera cuestión de fondo: Salvar vidasY que sea capaz de hacerlo con independencia de nacionalidades, etnias, creencias o religiones. Sin importar cualquiera de las artificiales diferencias con las que muchos son capaces de medir y dar más importancia a las vidas de algunos seres humanos frente a las de otros.



No sería una tarea fácil, eso seguro. Se necesitaría tener un «algo» muy especial para poder organizar un nuevo modelo de rescate de alcance mundial. No sólo habría que reunir a la mayor cantidad de expertos posible, en tantos campos y tan diversas especializaciones, que la cabeza comenzaría a darnos vueltas a muchos de nosotros antes siquiera de comenzar a hacernos una idea del listado de posibles candidatos. Se necesitaria alguien capaz de poder convencer o presionar a los gobiernos más poderosos de nuestro planeta hasta conseguir lograr una colaboración total y sin impedimentos, que permitiera saltarse cualquier barrera burocrática habida o por existir. Y por supuestose necesitaría dinero, cantidades ingentes de dinero para desarrollar y mantener la tecnología y los medios humanos necesarios para gestionar semejante entramado sin que este nuevo modelo fracasase como lo han hecho los anteriores. Porque dicho nuevo modelo debería de estar capacitado para localizar, enfrentar y reaccionar ante cualquier crisis con un margen de ventaja de apenas unos cuantos minutos, y poder hacerlo además en cualquier momento y en cualquier punto del planeta.

No, desde luego que no sería una tarea fácil. La dificultad de enfrentarse ante semejante reto resulta abrumadora, la creencia de que un modelo así puede llegar a funcionar cuando menos resultaría utópica. Pero una mujer conocida como «Miranda Zero» ha logrado superar cada uno de esos obstáculos y aún más: Ha conseguido hacer frente a lo abrumador, vencer a lo imposible, y ha convertido la utopía en una realidad cuya existencia es un secreto a voces. Su organización no sólo existe, sino que además funciona y tiene un nombre: Global Frequency.


El Objetivo

«Mi nombre es Miranda Zero. Y usted está en Global Frequency.»

Eso es lo primero que suelen oír los componentes de Global Frequency cuando tratan por primera vez con Miranda Zero, fundadora y directora de la organización. Esta lapidaria frase suele ser precursora de una explicación sobre la naturaleza de esta organización. El breve discurso introductorio que recibe, el normalmente sorprendido candidato a nuevo miembro del staff de la misma, y que suele darse a menudo de manera resumida y a toda velocidad, por estar en el transcurso de alguna crisis realmente grave puede resumirse de la siguiente forma:

Global Frequency es una organización de «rescate», y aunque ese término puede resultar engañoso en ocasiones, no debe haber confusión al respecto: Rescatar vidas es a lo que se dedican.

Pueden hacerlo previendo un desastre natural o provocado, por acción o negligencia humana, evacuando una zona dada antes de que haya víctimas, o pueden «rescatar» la vida de la gente acabando a su vez con la vida de un montón de tipos que estarían dispuestos a cualquier cosa para que su particular «causa» llegase a término; como por ejemplo intentar detonar un artefacto nuclear táctico en el seno de una ciudad metropolitana con millones de habitantes indefensos.

Pero Global Frequency también puede involucrarse en asuntos de carácter menos catastrófico, pero no por ello de menor importancia: Desde contener un experimento militar secreto desbocado, hasta investigar las actividades de manipulación genética de una oscura clínica, pasando por resolver el misterio que ha inducido a la locura a toda una población de habitantes y ayudarles a recuperarse, todo ello entra dentro de las atribuciones de la organización.

A enfrentarse a este tipo de crisis, y a resolver si cabe situaciones aún más extrañas, es a lo que se dedica la Global Frequency.


La Mujer del Plan

Miranda Zero. Una mujer de armas tomar

A la cabeza de la organización encontraremos una única mente pensante, con ella empieza todo, y como suele decirse, su existencia es un misterio envuelto en un enigma.

No se conoce su auténtica nacionalidad, y cualquier hecho sobre su pasado es un completo misterio. Por lo poco que ha podido llegar a saberse, el alias bajo el que opera, Miranda Zero, no es ni siquiera su verdadero nombre, pero es el único que conoceremos. Pese a todo, Global Frequency es una organización discreta, que no secreta. Aunque pocas o ninguna característica trasciende sobre la misma, protegida bajo el estatus de la sacrosanta frase «Seguridad Nacional», su existencia es conocida entre algo más que rumores. Y desde que la organización comenzó a mostrar un perfil más público, algunos detalles sobre su directora han comenzado a hacerse más o menos notorios.
Se sabe hasta ahora que Miranda Zero es experta en técnicas de inteligencia y espionaje, y que posee no sólo el entrenamiento militar de una tiradora de élite, sino que además es prácticamente una experta en casi cualquier cosa que se te ocurra. Si este hecho es real o bien una pantalla de humo para acrecentar el mito, es algo que desconocemos, pero sus oponentes y enemigos tienden a tomarlo por una verdad a la que deben temer.

No en vano ha sido capturada y sometida a diversas técnicas de tortura en varias ocasiones, y siempre hasta ahora ha conseguido recuperarse tanto física como mentalmente.

Se trata por lo tanto de una mujer dura, y que no dudará en mostrarse como tal con sus agentes si se encuentran en mitad de una operación. Dicen que puede llegar a ser terriblemente despiadada cuando carece de otras opciones y no queda más remedio, pero que también es capaz de demostrar un alto grado de sensibilidad y de compasión.

Más allá de estos pocos detalles acerca de su perfil profesional y personal sólo podemos asegurar una cosa con total certeza: Sus motivaciones son las mismas que las de su organización.
Salvar el mundo y proteger las vidas de quienes viven en él.


Dinero y Amigos Poderosos

¿Pero cómo lo hacen? ¿Cómo consigue Global Frequency operar como lo hace y tener éxito allí donde otras organizaciones no podrían siquiera planteárselo? Para empezar a responder a esa pregunta, hay que tener una cosa clara, teniendo dinero, montones de dinero.

A menudo las operaciones que pueden llevar a cabo los miembros de Global Frequency, requieren en ocasiones de una capacidad operativa y de despliegue de equipos y recursos que harían temblar las arcas de fondos reservados de muchas pequeñas naciones europeas. En al menos una ocasión, y a modo de peculiar ejemplo ilustrativo, se sabe que han tenido que situar a uno de sus agentes en la órbita terrestre, contando para ello con apenas unas pocas horas de margen. Llevar a cabo cosas así resulta caro, muy caro.

Para poder cubrir este tipo de necesidades, Global Frequency necesita contar una financiación casi ilimitada. Esto no quiere decir que posean en propiedad cualquier cosa y sean capaces de poner en marcha cualquier recurso propio en cualquier momento. Más bien la realidad se plasma en que cuando necesitan algo (una flota de helicópteros, acceso al uso de un satélite espía, un bombardeo táctico sobre una localización de alto riesgo de contagio biológico, etc)no tarden apenas tiempo en conseguirlo. Los fondos básicos para la financiación de los recursos de Global Frenquency provienen de los países que conforman el llamado G8. El conjunto de naciones más ricas y poderosas del planeta.

En la práctica esto significa que Global Frequency tiene lo más parecido que existe a una línea de crédito ilimitada y el acceso inmediato a cantidades absurdas de dinero si son necesarias recurrir a ellas en un momento dado. Que este dinero se confíe y se entregue a la organización bajo supervisión de Miranza Zero, por puro altruismo, en virtud de lo que puedan llegar a necesitar de la propia Global Frequency cuando alguien tenga que sacarles las castañas del fuego, o por simple y puro miedo a que los peores secretos y los trapos más sucios de dichos gobiernos, puedan quedar expuestos y ser aireados por la propia Miranda Zero, es algo que se desconoce y que en todo caso queda entre los participantes del acuerdo, siendo una realidad que sólo conoce la propia Señorita Zero.

Aunque conociendo el sistema de los entramados políticos, y el hecho de que estos gobiernos donantes no traten de imponer condición alguna a cambio de su dinero, y se muestren además tremendamente colaboradores y dóciles a la hora de entregar fondos y colaborar con la organización, hace pensar a mucha gente mejor informada que la tercera de las opciones antes descrita tiende a ser mucho más probable que las otras dos.


Los Agentes

Pero no todo es cuestión de dinero por más que resulte imprescindible poseerlo. Se necesita además un personal apropiado y entrenado para hacer frente a las tareas que a las que a menudo se enfrenta Global Frequency. Esto significa que esta organización necesita tener acceso a personas capaces de cubrir virtualmente cualquier situación posible.

En su conjunto, la propia naturaleza de la organización requiere la capacidad de poder adaptarse casi instantáneamente a la naturaleza del problema que estén encarando en un momento dado. Lograr esa capacidad de adaptación requiere expertos múltiples, con capacidades y conocimientos que vayan desde la Astronomía hasta la Zoología, cubriendo todo el abecedario de posibilidades entre ambas letras inclusive.

Global Frenquency quizás por razones operativas, simbólicas o debido a alguna imposición desconocida de sus financistas cuenta únicamente con un número bastante peculiar de agentes: 1001.

Cada uno de ellos posee un número asignado que a veces es conocido, y otras veces no. Cualquiera podría pensar que esto conlleva una limitación de la organización, sin embargo nada más lejos de la realidad. Para Global Frequency no es una cuestión de contar únicamente con muchos recursos humanos, basta con poseer los suficientes para enfrentarse a un problema y conseguir una solución.

Y para ello únicamente es necesario que en ese número limitado de miembros, se encuentren los mejores en sus respectivos campos.

Pese a que hay una clara preferencia por aquellos expertos que dominan campos científicos (físicos, químicos, biólogos, ingenieros, etc) uno puede encontrar entre las filas de Global Frequency a economistas, sociólogos, psicólogos, e incluso a expertos en arte y literatura. Entre algunos de sus expertos más «heterodoxos» se cuentan al menos una parapsicóloga y un mago.

Este tipo de expertos pertenecen a la organización trabajando principalmente en calidad de asesores para la misma. A menudo son contactados en mitad de una crisis con el tiempo en contra, para realizarles alguna consulta sobre el caso que entre dentro de su área de conocimiento. Su trabajo consiste en obtener y facilitar respuestas lo antes posible para guiar a Global Frequency a la hora de tomar decisiones.

A veces por diversas razones de causa mayor, se ven obligados a estar presentes sobre el terreno como agentes de campo. Aunque se intenta que este tipo de situaciones no lleguen a ocurrir por lo peligroso de las mismas, y que de darse, cuenten con la compañía de otros agentes más entrenados a la hora de tratar con situaciones de riesgo físico, que puedan servir de escolta y proporcionarles la máxima protección posible.

En este campo de expertos podríamos encontrar perfiles tan dispares como:

Lara Kennedy (884). Neoyorquina experta en memética y neuroprogramación.

Ivan Aliberkov (1.001). Nacido en Rusia, actualmente con nacionalidad estadounidense, bajo el nombre John Alibek. Ex-ingeniero de la sección de innovación armamentística soviética.

Alan Crowe (número desconocido). Inglés. El mago.


Sin embargo Global Frequency es una organización de rescate, no un órgano consultivo de genios brillantes. Las crisis mundiales no pueden afrontarse y resolverse desde la comodidad de un despacho, en un oscuro cuarto frente a la pantalla de un ordenador hackeando redes informáticas, o en la íntima quietud de una prodigiosa biblioteca. Es necesario estar sobre el terreno y hacer frente física y personalmente al problema que puede desencadenar una catástrofe capaz de acabar con miles, sino a menudo, millones de vidas.

Por eso en la organización hay una segunda categoría de expertos que forman parte de la misma. Aquellos que cubren áreas como las operaciones especiales, la investigación de escenas de un crimen, el contraespionaje o la medicina de combate. Serán ellos quienes más a menudo actuarán como agentes de campo. Tiradores selectos, ex-miembros de agencias de inteligencia y espionaje, comandos de élite, detectives y policías, o incluso «profesionales» dedicados a actividades más que «dudosas», forman parte de este segundo núcleo que por si mismo constituye el «brazo fuerte» de la Global Frequency.

Al igual que en el caso anterior, podríamos citar algunos miembros que pertenecen a esta categoría tales como:

John Stark (288). Estadounidense. Ex-SEAL de la armada.

Daniel Gulpill (número desconocido). Australiano. Policía en Sidney.

Winston Croft (número desconocido). Estadounidense, detective. Actualmente retirado de Global Frequency, pero le gusta poder volver al servicio activo de vez en cuando.


Cabe decir además que todos y cada uno de los mil y un agentes que conforman la organización, han sido reclutados personalmente por la propia Miranda Zero, y que dicho reclutamiento no se hace a la ligera.

Previamente los candidatos son investigados y sometidos en secreto a una rigurosa evaluación para asegurar su idoneidad. Detalle preliminar que no constituye excesivo problema para Global Frequency o para su directora habida cuenta de los recursos a los que pueden acceder y de los que no dudan en hacer gala cuando es necesario.

Los candidatos a formar parte de la organización no sólo han de tener las aptitudes necesarias para cumplir con el tipo de trabajo al que pueden verse asignados, sino que además han de compartir la filosofía de trabajo y los objetivos de Global FrequencyDeben de ser gente dispuesta a ponerse voluntariamente en peligro con el objetivo de rescatar y salvar la vida de otros.

Si se supera este proceso de evaluación previa, entonces y sólo entonces el candidato recibirá la visita de Miranda Zero, que siempre hace gala de poder aparecer en los momentos y situaciones más insospechadas.

Al conocer que ha sido objeto de interés y de evaluación por parte de Global Frequency, se le explicará qué es y como funciona la organización. En caso de aceptar, al candidato se le asignará un número único que lo identificará como agente dentro de la estructura de la organización. De igual manera la organización sólo le hará entrega de un único objeto que podríamos considerar «especial»: un teléfono codificado que permitirá que la organización contacte con él cuando llegue el momento preciso.

No podemos evitar sonreír al recordar como eran los móviles en la época del cómic. Hoy en día seguramente optarían por Android.

Global Frequency no es una organización altruista en el sentido de que no espera que sus agentes colaboren sin esperar nada a cambio. Cada uno de sus miembros recibe un sustancioso pago por su trabajo, y tampoco se les exige que renuncien a cualquier otro desempeño laboral que tengan. Pero tarde o temprano ese teléfono se activará y al descolgarlo la voz de Miranda Zero, o la de el Aleph, se escuchará al otro lado de la línea. En ese momento el agente estará activado en la frecuencia global y deberá dejar cualquier otra cosa que esté haciendo, sea lo que sea. Los problemas que enfrenta Global Frequency exigen durante el tratamiento de crisis, un dedicación exclusiva.


El Aleph

Acabamos de mencionarlo de pasada, pero su existencia es tan importante como la de la propia Miranda Zero; hasta tal punto que sin la presencia y dedicación continuas de el Aleph Global Frequency no sería una realidad.¿Pero qué o quien es el Aleph?


Si Miranda es la mente, Aleph sin duda sería el cerebro de Global Frequency

Bien, a lo largo de este artículo de presentación del setting de juego, hemos hablado de Miranda Zero, la directora y mente pensante capaz de poner una organización como esta en marcha. Ahora también sabemos que Global Frequency tiene acceso a un presupuesto que les permite hacerse cargo de casi cualquier amenaza, y además hemos examinado cómo poseen a su vez una red de agentes dispersa y localizada por todo el mundo, que no sólo son capaces de dar apoyo y asesoramiento especializado ante cualquiera de esas amenazas, sino que mantienen un cuerpo táctico más que capacitado para desplegarse sobre el terreno y trabajar para salvar vidas. Sólo nos faltaba una cosa por analizar: La manera en la que se coordinan dichas operaciones y se mantiene el control sobre el flujo de datos cuya cadena parte de los asesores más relevantes hasta hacer que esa información precisa llegue a los agentes más capacitados para cumplir con la misión.

Normalmente, en una organización tradicional, esta tarea recaería en una sala llena de coordinadores, que recibirían la informaciónactuando como filtros antes de redirigirla a los puntos en los que es necesaria. El resultado sería algo parecido a una mezcla entre el departamento de ciencias de una universidad, un centro de mando militar y la redacción de un periódico. Pero eso conllevaría un retraso operativo ante situaciones que requieren una coordinación y respuesta más inmediatas. Y en un sistema de ese tipo, como ya se ha demostrado en otras organizaciones, pueden surgir demasiados problemas que acaben aumentando la crisis en lugar de solucionarla. Por eso afortunadamente, Global Frequency cuenta con el Aleph.

Su verdadero nombre es un secreto, y probablemente de entre todos los agentes de la organización, únicamente Miranda Zero conoce ese dato por su propia seguridad. Aleph es una mujer joven, excesivamente joven para alguien que desempeña la tarea que se espera de ella. Probablemente no cuenta con más de veintidós o veintitrés años de vida. Pero su juventud no debería llevar a nadie a falsos engaños o a menospreciar su talento.

Se trata de un verdadero portento, un genio brillante capaz de, citando a Miranda Zero controlar varios procesos de entrada de datos al tiempo que realiza diferentes tareas simultáneas y lleva a cabo diversas series de deducciones complejas». Una mente extraordinaria con un potencial que muy pocas personas en el mundo tienen. Hace poco tiempo no era más que otra joven perdida en el sistema de aprendizaje superior, que se moría de aburrimiento ante la falta de retos que no podía encontrar en el campus de su universidad; que se revelaba un entorno incapaz de ofrecerle algo que verdaderamente despertara el interés por desplegar todo su potencial.

Sin que fuera consciente de ello, su talento estaba siendo evaluado por varias agencias de inteligencia interesadas en reclutarla. Miranda Zero se adelantó a todas ellas ofreciéndole un puesto de trabajo, que por encima de estar muy bien pagado, valora porque su naturaleza y complejidad únicas impiden por completo que se aburra. No hay tiempo para aburrirse cuando eres el centro neurálgico de información de una red de agentes que reúne a los mejores de sus respectivos campos para salvar el mundo. Aleph no tardó en aceptar la oferta.

Ahora desde una localización secreta, y con acceso a los mejores equipos de redes informáticas que pueden diseñarse o comprarse, coordina todos los elementos de todas las operaciones de Global Frequency. Cuando surge un problema, no sólo es la persona que posee todos los datos sobre los miembros de la organización, sino que también sabe discriminar y elegir cuales de ellos tienen más probabilidades de dar con la solución.

Una vez con las líneas en marcha, puede recibir múltiples respuestas de dichos asesores y comenzar a transmitir la información vital a los agentes de campo desplegados sobre el terreno, y todo ello de manera simultánea mientras vigila todo el flujo de datos volcados en sus pantallas de controlLe basta una mirada para extraer aquellos que posean algún interés y utilidad para enfrentarse a la situación que está coordinando.

Todos los miembros de la Global Frequency son valiosos a su manera, por sus capacidades y experiencias, pero de entre todos los recursos que podrían sustituirse con mayor o menor fortuna, Aleph no es uno de ellos.


Solo hay una Global Frequency y solo hay un Aleph. La organización lo sabe, es consciente de esto, al que igual que sabe que puede aplicar a este respecto, el mismo principio con el que se rige para casi todo lo demás: No es necesario tener más recursos, basta con tener los mejores para salvar vidas.


Conclusión

Hasta aquí llegamos con esta primera entrega de una Ayuda de Juego que esperamos que te haya resultado evocadora y te anime a querer saber más sobre esta obra del guionista Warren Ellis. Pero no todo acaba aquí ni mucho menos, en sucesivas entregas examinaremos otros asuntos que quedan pendientes tales como tipos de misionesreglas y estadísticas de conversión a DC Adventures y otros sistemas de juego, y como no, también habrá un espacio para las fichas que os ahorren un esfuerzo adicional para jugar, y tiempo suficiente para hablar sobre los temibles adversarios a los que se enfrenta esta organización que aunque heróica, no deja de estar compuesta por seres muy humanos.


¡Permaneced atentos, vuestros teléfonos podrían sonar en cualquier momento, y de pronto estaréis de nuevo en la Global Frequency!


Índice de artículos Global Frecuency

PARTE1
PARTE4


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