miércoles, 25 de noviembre de 2015

Reseña, Rastro de Cthuhu: Flying Coffins

Invierno de 1918. Sois miembros de los Royal Flying Corps destacados cerca del frente y, según cuentan los rumores, la siguiente gran ofensiva está por empezar. El escuadrón está dándolo todo y su mejor as está a punto de perder la cabeza. Mientras tanto, el nuevo escuadrón alemán va cosechando una victoria tras otra, pero ¿es mérito del enemigo o hay algo más detrás.


Una reseña de José Muñoz



No es la primera vez que se usa la Primera Guerra Mundial como excusa para plantear una aventura ambientada en los Mitos. Ni tan siquiera es la primera vez que lo hace Pelgrane Press, que ya nos había invitado anteriormente en Not so quiet a meternos en la piel de un grupo de soldados recuperándose en un hospital de campaña cercano al frente. La novedad está en que en Flying Coffins quieren que lo hagamos a los mandos de un SE5a o un Camel. En esta reseña te contamos lo que encontrarás en esta aventura para El Rastro de Cthulhu.

Se ha redactado el artículo en dos partes, pensando en jugadores y guardianes respectivamente. Los apartados Los extras de Flying Coffins y Lo que se puede contar pueden ser leídos tanto por los primeros como por los segundos sin miedo a estropear su diversión. El apartado Lo que no se puede contar queda en cambio reservado para aquellos guardianes que tengan pensado dirigir la partida, ya que contiene información sensible.

Los extras de Flying Coffins


Una de las cosas que no deja de sorprender de los sucesivos módulos y ampliaciones de El Rastro de Cthulhu publicados hasta la fecha es su capacidad para darle más y más vueltas de tuerca a la estructura del juego: en algunas ocasiones lo han hecho ampliándolo a través de nuevos marcos de campaña, como en Sombras sobre Filmland, y en otras añadiendo nuevas reglas al propio sistema Gumshoe como en Asombrosos Relatos Arcanos o Magia en Bruto.

En esta ocasión, como no podía ser de otra forma, le ha tocado el turno a los entresijos de las batallas entre aeroplanos, y hay que destacar una vez más la elegancia con la que resuelven el asunto abarcándolo apenas seis páginas en las que se nos indicarán las características que definen a un avión, cómo manejar las aproximaciones entre aviones enemigos con las habilidades de Sigilo y Sentir el Peligro, así como a desarrollar los combates con el uso de Pilotar y Armas de Fuego sin sacrificar la agilidad del sistema Gumshoe.

Pese a su corta extensión, en este apartado también queda algo de espacio para ofrecer explicaciones sobre cómo hacer piruetas, una selección de aeroplanos típicos de ambos bandos y un ejemplo completo de combate con el que hacerse rápidamente con las nuevas mecánicas. Dado que Flying Coffins hace un uso abundante de estas reglas, se trata de un material de lectura casi obligado para los jugadores, así que el hecho de que sea breve se agradece doblemente.

Lo que se puede contar



Lo que se puede contar de Flying Coffins es que es un escenario en el pleno sentido de la palabra. Otras aventuras de El Rastro de Cthulhu gozan de un planteamiento más o menos lineal, en el que las escenas se desbloquean secuencialmente a medida que se descubren nuevas pistas; pero Flying Coffins ofrece a los jugadores un entorno que explorar en el que los personajes deberán intercalar la investigación entre su misión de combate.

Se trata, sin embargo, de un escenario muy sencillo, ideal para unas jornadas pero al que puede costar darle continuidad por lo restringido de la temática. Su planteamiento se aleja de las largas investigaciones en las que los personajes tienen que salvar el mundo enfrentándose a oleadas de cultistas y primigenios por el camino, y un guardián experimentado puede preparar esta aventura con un par de horas de lectura (en inglés, eso sí) y anotaciones, lo cual es un arma de doble filo, pues a algunos puede resultarle poco sustancioso.

Si hubiera que destacar algo en el plano negativo es que, entre las fichas pregeneradas (que pueden ser necesarias si no queremos tener que lidiar con personajes permanentemente fuera de plano) y las fotografías de aeroplanos y dirigibles (que son por el contrario completamente prescindibles), Pelgrane Press cae en la trampa de rellenar 11 de las 35 páginas con material que no era necesario para un trabajo que ya estaba bien servido. O al menos es la sensación que transmiten; y eso ni es buena cosa, ni es ni la primera vez que les pasa.

Lo que no se puede contar


A continuación vamos a destripar un poco el argumento de la aventura, así que si sigues leyendo es bajo tu responsabilidad. Advertido estás.

¿Qué es lo que está pasando? El misterio detrás de las victorias de los escuadrones alemanes es bien sencillo. El ser humano ha invadido recientemente los cielos con sus aparatos volantes, ocupando un espacio que por derecho propio pertenecía a los Byakhee, y estos han tomado parte en la contienda, tomando a alemanes y aliados por igual como enemigos... Al menos eso era lo que pasaba hasta que apareció Ernst Becker.

La tía de Becker, miembro menor de una sociedad ocultista, le convenció para que llevase en su avión un amuleto que le protegiera y que, incidentalmente, resultó ser una réplica del Signo Amarillo. Ahoralos Byakhee de la zona observan desorientados a Becker y a su avión, pensando que puede tratarse de algún aliado y cooperando eventualmente en la lucha contra sus enemigos del ejército aliado al tiempo que intentan determinar si se trata de un verdadero siervo de Hastur.
Además del horror propio de la guerra, los personajes se verán expuestos al horror sobrenatural de ver a sus compañeros, y a sí mismos, desmembrados y consumidos en sus cabinas. Su labor será averiguar todo lo que puedan sobre estas criaturas y romper su frágil alianza con el escuadrón alemán antes de que la lista de bajas de los aliados siga aumentando.

Conclusiones


Tanto si eres jugador, como si eres guardián de El Rastro de Cthulhu, esperamos que con este breve análisis te hayas hecho una idea de lo que te aguarda en este pequeño escenario y si te merecen la pena los 6,95 $ que cuesta. El resto queda en vuestras manos.

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