miércoles, 18 de noviembre de 2015

Dark Heresy: Planetas del Imperio 4 - Newton

Presentamos un nuevo planeta para ambientar tus partidas de Warhammer 40.000: Dark Heresy y Malleus Infidelium. También es posible darle uso a su entorno para otros juegos de rol basados en este universo. Toda la información y tres semillas de aventuras después del salto en ''seguir leyendo'' Por Miguel de Rojas.





En los últimos días del cuadragésimo primer milenio es fácil olvidar que el Imperio no siempre fue el estado opresor, inmovilista y decrépito que es hoy. Al contrario, la Gran Cruzada liberó millares de mundos de las esclavitud a la que los sometían brujos y alienígenas, llevándolos a la que debía ser una nueva era de unidad y progreso. La Herejía de Horus destruyó esa esperanza, pero aún quedan unos pocos lugares en la galaxia donde los ideales de la Gran Cruzada se mantienen, verdaderos faros de civilización en un océano de oscuridad. Newton es uno de esos mundos.

Antes de que la Gran Cruzada llegase hasta él, Newton se hallaba bajo el yugo de los nagasi, una especie ofidia que dio origen a la denominación “sector Serpentis” para la región (si bien luego se descubrió que no era más que la periferia de sus dominios). En el Dominio Nagasi, dividido en satrapías semiautónomas, los humanos eran esclavos propiedad de los sátrapas, sacerdotes y oficiales de alto rango, que podían disponer de sus vidas a su capricho. La gran mayoría eran forzados a trabajar hasta la extenuación para sostener la civilización de sus amos, que vivían en la más completa opulencia. Todo ello acabó cuando la 12ª Flota Expedicionaria Imperial, bajo el mando del mismísimo primarca de los Ultramarines, Roboute Guilliman, recaló en ese sector del espacio.

Un relato completo de la liberación de Newton y el resto del sector Serpentis llenaría con facilidad varios libros. Baste decir que los Ultramarines, con su habitual destreza táctica, resultaron imparables para un enemigo que, sorprendido en su autocomplacencia, apenas fue capaz de reaccionar. Los momentos más difíciles de la campaña, y que figuran en los anales de la Gran Cruzada como ejemplo del heroísmo y sacrificio de los Ultramarines, se dieron cuando los nagasi optaron por sacrificar a millones de esclavos humanos, en algunos casos para cubrir su huida, pero a menudo como represalia final ante su inminente destrucción. Mientras otros comandantes imperiales hubieran considerado esas muertes un daño colateral inevitable, Roboute Guilliman hizo uso de cada ápice de su ingenio y capacidad táctica para salvar a las gentes de Newton. Organizando una asombrosa serie de ataques relámpago, los Ultramarines consiguieron liberar a muchos de los esclavos, que inmediatamente se alzaron contra sus antiguos amos. El resultado fue una orgía de sangre y destrucción que duró nueve días, al final de los cuales prácticamente todo rastro de la ocupación nagasi había sido demolido.



Al igual que hizo en decenas de otros mundos, Guilliman no se limitó a liberar el planeta, sino que se aseguró de poner en marcha la reconstrucción para que Newton se convirtiera lo antes posible en un mundo autosuficiente, capaz de defenderse y de aportar tropas y materiales al esfuerzo de la Gran Cruzada. La fulminante intervención de los Ultramarines en la liberación de los obreros esclavos había logrado un segundo objetivo: la captura, relativamente intactos, de los centros de producción a los que vivían encadenados. En los meses y años siguientes esto resultó de capital importancia para el desarrollo de Newton. Además, Guilliman se preocupó de diseñar un sistema de gobierno acorde a sus propios ideales de justicia y eficiencia. Este sistema, que se ha mantenido intacto durante múltiples milenios, funciona mediante un Congreso Planetario meritocrático donde están presentes aquellos ciudadanos que han alcanzado logros notables en uno u otro campo. Ser invitado a formar parte del Congreso (que elige a sus nuevos miembros cuando se produce una vacante) es el mayor honor al que puede aspirar un newtoniense.

A consecuencia de su historia, los habitantes de Newton creen genuinamente en las virtudes del Imperio. Además del eterno agradecimiento por su liberación del yugo nagasi, disfrutan de un gobierno justo como es raro ver fuera del reino de Ultramar. Sus ciudadanos, incluso los más humildes, viven relativamente ignorantes de los peores aspectos del Imperio. Las clases acomodadas, por su parte, poseen una cultura ilustrada en la que el estudio y los logros intelectuales, lejos de considerarse perniciosos, llevan aparejados un alto grado de prestigio e influencia. Es por ello que Newton alberga, además de una economía próspera, algunas de las instituciones académicas más importantes del segmentum, incluyendo el Instituto Xenológico de Newton y el Colegio de Estudios Protoimperiales. Con todo, los valores imperiales permean toda la sociedad newtoniense, por lo que hay un alto grado de conservadurismo en las posturas políticas y académicas.


Lo único que resta algo de brillo al prestigio de Newton es que, por un capricho del destino, no es la capital del sector. Los exploradores de la Gran Cruzada descubrieron una puerta disforme operativa que comunica el sector Serpentis con el Segmentum Solar. Inmediatamente se ordenó la colonización del único planeta medianamente habitable del sistema, que se convirtió con celeridad en un sucio y abarrotado mundo colmena merced a su posición como punto neurálgico de las comunicaciones del cuadrante. Los newtonienses tratan cualquier cosa proveniente de la capital con una educada condescendencia y, en privado, consideran lamentable que las decisiones de gobierno que atañen al sector se tomen en un “pozo de ignorantes y criminales” (una descripción bastante acertada).

Lugares de interés


- El lugar más reconocible de todo Newton es la Plaza de la Liberación, en plena capital. Se trata de una inmensa plaza circular con salientes rectangulares en los extremos. Fue construida tras la liberación del planeta y alberga las oficinas del Administratum, el cuartel general de las Fuerzas de Defensa Planetarias y otras sedes importantes, con la fachada principal del Congreso ocupando por entero uno de los extremos. En el centro de la plaza se alza la Columna de Guilliman, un pilar de más de 300 metros de altura construido en honor del primarca de los Ultramarines, libertador y padre fundador de Newton. La columna está tallada con relieves que narran estos episodios y está rematada por una gran estatua del primarca, representado en su papel de gobernante de los Quinientos Mundos de Ultramar.

- El Instituto Xenológico de Newton es posiblemente la institución más importante del Segmentum Ultima en el campo de la xenología. Dispone de extensos catálogos de las especies, tanto inteligentes como animales, que pueblan el segmentum, incluyendo muchas ya extintas. También cuenta con exposiciones de fósiles y criaturas disecadas, así como de un pequeño zoológico. Por último, aunque inaccesible sin un permiso especial, el instituto aloja una colección de artefactos alienígenas para el estudio xenoantropológico de los mismos. Los ejemplares que nutren todas estas colecciones provienen de las frecuentes expediciones que organizan sus miembros, que batallan constantemente con la burocracia imperial para conseguir las autorizaciones necesarias. Ni que decir tiene que el Ordo Xenos mantiene un permanente escrutinio sobre el Instituto, incluyendo un representante oficial que supervisa y censura los trabajos académicos. A pesar de ello, la actitud del Ordo Xenos hacia la institución es bastante tolerante, ya que sus estudios y expediciones resultan de gran valor para los inquisidores del Ordo. Un investigador que sobrepase los límites de lo aceptable generalmente recibirá una dura advertencia antes que un castigo. Tampoco es inaudito que, en su lugar, sea reclutado por un inquisidor con un interés especial en su línea de investigación.



Ideas de aventura


- Una serie de investigaciones sobre el paso de la Gran Cruzada por el sector Serpentis ha sacado a la luz la existencia de la ideología propugnada por las autoridades de Terra en los primeros tiempos del Imperio, la Verdad Imperial. Para asombro y consternación de la eminente doctora Minerva Crawley, la prestigiosa profesora del Colegio de Estudios Protoimperiales que ha llevado acabo el hallazgo, la Verdad Imperial es una doctrina secular y racionalista que confía en el poder de la ciencia y condena las creencias religiosas como supersticiones retrógradas y detestables. Viniendo de cualquier otra fuente, esto sería una herejía de primer orden cuyo único destino sería la hoguera. Pero si, como sugiere inequívocamente la investigación de Crawley, la Verdad Imperial es obra directa del Emperador, la revelación de su contenido haría saltar por los aires los cimientos de la Eclesiarquía y del propio Imperio.


La doctora Crawley se halla inmersa en un grave dilema moral. Por un lado, la Verdad Imperial choca frontalmente con su educación en la fe del Emperador, pero también resulta innegablemente atrayente para una académica como ella. Por otro, teme por su vida y por el destino del Imperio si la Verdad Imperial llega a conocerse. Ha decidido revelar su descubrimiento a un círculo íntimo de colaboradores, a sabiendas de que se trata de un conocimiento peligroso para sus vidas y sus mentes. Lo que no sabe es que uno de sus estudiantes predilectos, Erasmus Grant, es ya un agente anti-imperial*. De un momento a otro, la Inquisición puede tener entre manos un movimiento subversivo entre la comunidad académica de Newton. Lo peor de todo es que estaría compuesto por ciudadanos ejemplares ¡y guiados por la palabra del propio Emperador! Sin duda, los acólitos de la Inquisición que se hagan cargo de la investigación verán sus propias creencias puestas a prueba.
               
*Los detalles de la organización a la que pertenece Erasmus Grant quedan a discreción del director de juego, pudiendo ir desde algo tan relativamente inocuo como un colectivo anti-clerical hasta una célula de agentes de la Legión Alfa.

- Tras la conquista, Roboute Guilliman dejó atrás una la guarnición de Ultramarines para proteger el sector Serpentis de un eventual retorno de los nagasi. Décadas más tarde, al dividirse las legiones de Marines Espaciales en los capítulos de la Segunda Fundación, esta guarnición se independizó y tomó el nombre de Guardia del Águila. Durante dos milenios, el capítulo montó guardia sobre la región desde su fortaleza-monasterio, oculta en un lugar secreto en la frontera del sector. Sin embargo, nadie ha tenido noticia de la Guardia del Águila desde principios del 33er milenio. Las leyendas afirman que los nagasi regresaron para tomarse su venganza contra quienes les arrebataron su imperio. Aunque siempre se ha tenido esta versión como un simple mito (el enfrentamiento entre “el águila y la serpiente” es un tema recurrente en las fábulas y alegorías de la región), algunos indicios recientes sugieren que realmente existen nagasi dentro de los confines del sector. Sea como sea, localizar la fortaleza-monasterio del capítulo y averiguar cuál fue el destino de sus hermanos de batalla es una empresa digna de la atención de un inquisidor, especialmente si puede estar relacionada con la infiltración de una especie xenos en los dominios imperiales.

- Una expedición del Instituto Xenológico regresa con un magnífico ejemplar momificado de una monstruosa criatura nunca antes catalogada. El hallazgo despierta un gran interés tanto entre la comunidad académica como entre el Ordo Xenos, muchos de cuyos miembros acuden a la presentación en sociedad de este y otros descubrimientos de la expedición. Sin embargo, el momento de desvelar la criatura se torna en confusión al comprobarse que ha desaparecido. Peor aún, ¡los rastros indican que la criatura ha cobrado vida! A partir de ahí, lo que era una gran oportunidad para los acólitos de codearse con otros inquisidores se convierte en una cacería por las laberínticas dependencias del Instituto. Pronto aparecen las primeras víctimas y, tal vez, algo más: indicios de que hay una mano inteligente detrás de todo el incidente.

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