jueves, 10 de octubre de 2019

Fiasco: Con B de Burbuja

España, año 2003. También valdría 2004 o, ya puestos, 2006. La euforia está desatada porque vamos subidos en el AVE de la economía europea. Nuestro país crece al mayor ritmo de toda la eurozona y en los bancos hay barra libre de pasta para todos. Somos grandes, somos los mejores, somos los señores del ladrillo. ¡Oe, oe oe, oe!

Pasaron unos cuantos años y la cosa comienza a torcerse. De repente empiezan a llegar noticias de las hipotecas subprime del otro lado del atlántico, se empieza a hablar de Lehman Brothers y el personal empieza a temblar a este lado a medida que el terremoto financiero se extiende a Europa. Cuando quisimos darnos cuenta la crisis había reventado, el grifo del crédito se había cerrado, el paro se había disparado y con él los impagos. Todo esto salpicado de casos de corrupción, chanchullos urbanísticos de todo pelaje, participaciones preferentes…


Pero, seamos realistas, en esta mierda cada uno tiene que asumir su parte de culpa. Es cierto que los bancos podrían haberlo evitado restringiendo el crédito, pero nosotros podríamos no haber aceptado ese dinero. Que en esto también hubo un poco de histeria colectiva: Los progenitores presionaban a sus hijos para que aprovechasen la oportunidad, los amigos hacían bromas a costa del que aún vivía con sus padres, las parejas respectivas recogían esos guantes y los devolvían en forma de puyas... Y todo esto se añadía para crear un mantra de fondo en la vida de los no-hipotecados que los atraía al lado oscuro:

“¿Y vosotros cuando, pareja?” – “Si fuera tú aprovechaba antes de que suban más” – “Pues el hijo de la del segundo se ha comprado un piso en una zona buenísima” – “Si en lugar de dedicar las horas muertas a los juegos esos estuvieras a lo que hay que estar ya tendrías piso” – “¡A ver cuando nos toca a nosotros, cariño! ¿O es que no me quieres?”

Ahora hay un montón de listos que dicen que ellos ya lo sabían. Esos son como los videntes que no juegan a la lotería: Si hubieran sabido una mierda de lo que iba a pasar, habrían aprovechado para hacer pasta como aquel broker londinense que salió en la BBC en prime time mojando metafóricamente la ropa interior solo de pensar en una nueva crisis. Para todos los demás esto no ha sido nada más que un enorme fiasco.




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