viernes, 1 de noviembre de 2019

La Puerta de Isthar… ¡En la Montaña de Crom! (II): Bestiario

Al igual que en la Puerta de Ishtar, los enemigos más peligrosos de los PJ que quieran emular a Conan serán, habitualmente, humanos. Eso no quiere decir que no haya criaturas míticas, o creadas artificialmente mediante la magia, contra las que hayan de enfrentarse. Algunas criaturas del bestiario, como las Arañas gigantes (pag. 298) no necesitan ninguna adaptación, y otras, como los Middu, sólo hay que cambiarles el nombre, pues son los odiados Hombres Serpiente a lo que habitualmente se enfrenta nuestro bárbaro favorito.


Otras criaturas son más propias del universo Hyborio, y requieren plantilla propia, encontrándose a continuación. Por Ricard Ibañez.



Babosa gigante

Finalmente, a la vuelta de la siguiente esquina apareció una enorme masa viscosa de color gris sucio a la luz de la luna, que se deslizó hacia la calle que tenía delante de él y avanzaba rápidamente y en silencio, con excepción del borboteo que producía su extraña forma de moverse. A ambos lados de la frente tenía un par de protuberancias a modo de cuernos, de más de tres metros de longitud, y un par más corto debajo. Los largos cuernos se curvaban hacia un lado y otro, y Conan vio que en cada uno de sus extremos tenía un ojo.

El Aposento de los Muertos

Imaginemos una inofensiva babosa de jardín… Pero imaginémosla de 15 metros de largo y más de dos metros de grueso, que se mueva tan rápidamente como un hombre corriendo a la desesperada, emanando un olor fétido y emitiendo un sonido parecido al de un hombre al escupir, solo que más ensordecedor. Y hablando de escupir, pongamos que lanza un chorro de babas que disuelven los tejidos vivos (más que nada, para facilitar su consumición)…

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Terror: aquel que se enfrente a este ser de pesadilla debe superar un conflicto de Voluntad de dificultad 15 o estará Aterrorizado los dos primeros asaltos.
Escupir ácido: Puede hacer un ataque a distancia lanzando sus poderosos jugos gástricos


Cieno demoníaco

La niebla que impedía ver la parte superior del monumento había desaparecido. Los rayos de la luna iluminaban una cosa amorfa que se encontraba en lo alto de la columna y tenía un aspecto repugnante. Era como un enorme bulto de jalea semitransparente que se movía... Estaba dotado de vida, de una vida que palpitaba en su seno y se contraía. La luz de la luna brillaba con un fulgor húmedo sobre esa cosa que palpitaba como un enorme corazón viviente.

La maldición del monolito


Se trata de un monstruo gelatinoso sin forma definida, que arrastra su masa atraído por la carne. Su contacto lo corroe todo, desde carne hasta metal. Es especialmente peligroso en los pantanos, ya que acecha perfectamente camuflado esperando que sus víctimas literalmente caigan en él. Para evitarlo los nativos de la zona suelen ofrecerle sacrificios regularmente. Bien alimentado, el cieno no se moverá de su zona, por lo que podrán tenerlo controlado.

Las armas no logran dañar a este ser, sólo la magia y el fuego.

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Corrosivo: El cieno es altamente corrosivo, y esa es su mejor defensa, ya que salvo la piedra, corroe en segundos cualquier otro material.


Diablo del Pantano

(…) aquel rostro (…) tenía una apariencia demoníaca, debido a la oblicuidad de los ojos, a las orejas puntiagudas y a la delgadez lobuna de los labios. (…) Los ojos eran como dos brasas rojizas. Otros detalles estaban a la vista: un torso estrecho, cubierto de escamas de serpiente y que, no obstante, tenía forma humana; brazos de hombre, pero piernas delgadas que terminaban en unos pies anchos, provistos de tres dedos. El fuego azulado fluctuaba también a lo largo de sus monstruosas extremidades. Conan veía todo esto como a través de una bruma. De repente, el ser se arrojó sobre el cimmerio, aunque éste no lo hubiera visto avanzar. Un largo brazo con garras se adelantó hacia el cuello de Conan. Éste gritó, rompiendo el hechizo que lo tenía inmovilizado.

Más allá del Río Negro

Criaturas demoníacas invocadas por los chamanes pictos. Aunque pueden adoptar cualquier apariencia por un breve espacio de tiempo (incluso la invisibilidad. dicen), parece que su forma original es humana, con escamas como de serpiente, sin pelo, ojos oblicuos, orejas puntiagudas como de murciélago, garras y colmillos. Frecuentan los pantanos, las selvas y los bosques. Nunca poblaciones humanas ni ambientes demasiado secos como páramos, sabanas o desiertos. Suelen engañar a sus víctimas imitando a la perfección las voces de sus amigos. Para ello el demonio tiene que haber oído dicha voz al menos una vez.

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Hipnotizar: Si se le deja hablar y supera una tirada de Voluntad respecto a su víctima, el Demonio se irá acercando a ella hasta que la ataque de repente, sin que la víctima reaccione hasta que sea demasiado tarde.


Dragón de Kush

A través de los zarzales había aparecido una cabeza de pesadilla. Unas fauces sonrientes dejaban al descubierto una enorme dentadura amarilla de la que chorreaba babosa espuma rojiza. Por encima de la boca había un hocico arrugado de saurio. Un par de ojos similares a los de una serpiente, pero mucho más grandes, miraban fijamente a la inmóvil pareja que se hallaba sobre la roca. Pero de los enormes belfos no sólo fluía baba, sino también una sangre oscura que caía en gotas al suelo.

La cabeza, muchísimo más grande que la de un cocodrilo, se prolongaba hacia atrás convirtiéndose en un largo cuello lleno de escamas coronado por una cresta de espinas. Detrás, aplastando los arbustos como si fueran hierbajos, se veía un cuerpo monstruoso, con forma de barril y unas patas ridículamente cortas. El vientre blanquecino casi rozaba el suelo, mientras que el espinazo medía el doble que Conan. Una cola larga y afilada, como la de un gigantesco escorpión, se arrastraba por la hojarasca.

Clavos Rojos


Restos de unos tiempos olvidados, los dragones están en época de Conan casi extinguidos. Por la descripción que les da el autor debió imaginarlos muy parecidos a los Tyranosaurius Rex.

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Guardianes Muertos vivientes

Lentamente, con movimientos espasmódicos, el cadáver se levantó de su enorme asiento de piedra y miró a Conan con sus oscuras cuencas vacías, de donde ahora parecían escrutarlo unos ojos vivos con una mirada fría y maligna. De alguna manera, sin que Conan pudiera adivinar a qué mecanismo de necromancia primitiva obedecía, la reseca momia del guerrero muerto hacía tanto tiempo seguía con vida.

La cosa de la Cripta

Para representar Muertos vivientes habituales (si es que un cadáver reanimado es algo muy habitual), la plantilla de “Soldado Elamita” del manual (pág. 290) puede servir perfectamente. Pero Conan suele lidiar en sus aventuras con Guardianes momificados algo más peligrosos:

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Terror: Todo aquel que se enfrente a un Guardián Muerto Viviente debe superar un conflicto de Voluntad de dificultad 15 o estará Aterrorizado los dos primeros asaltos. 
Muerto: Todos los muertos vivientes superan de manera automática los conflictos de Moral.


Hijo de Set


Aquel rostro no expresaba debilidad, ni compasión, ni crueldad, ni bondad, ni ningún otro sentimiento humano. Podía tratarse de la máscara de mármol de un dios, tallado por una mano maestra, a no ser por el inconfundible hálito de vida que había en esa criatura, una vida fría y extraña, (…). El recuerdo de Set era como una pesadilla, al igual que el de los hijos de Set que una vez reinaron sobre la tierra y que ahora estaban sumidos en un profundo sueño en sus tenebrosas cavernas debajo de las sombrías pirámides. Porque detrás del biombo dorado no había un cuerpo humano, sino los anillos trémulos y brillantes de una gigantesca serpiente.

El dios del cuenco


Se trata de híbridos entre humano y serpiente gigante. Lo más habitual es que tengan la cabeza humana y el cuerpo de serpiente, pero se dan casos de individuos que tienen la parte superior (cabeza, torso y brazos) completamente humanas, o que son de aspecto humanoide pero cubiertos con escamas. Otros son serpientes gigantes, pero con inteligencia humana… o incluso superior.
Aunque suelen ser confundidos con los hombres-serpiente, no hay que olvidar que se trata de una invención artificial, en la que se ha mezclado magia y alquimia, mientras que los hombres-serpiente son una raza antigua y ya casi extinguida, pero raza al fin y al cabo.

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Dominar la Voluntad: Los Hijos de Set pueden dominar la voluntad de un humano al que tengan dentro de su alcance visual. Para ello deben ganar un conflicto de Voluntad. Si la víctima falla, deberá obedecer cualquier orden que se le de, siempre que no implique causarse daño físico o agredir a un amigo (puede, en cambio, atacar a desconocidos o enemigos). La orden también puede ser que no se defienda mientras algún aliado del Hijo de Set lo ataca.


Hijo de la Oscuridad

Era un hombre, o al menos eso parecía. Estaba envuelto en vendajes, como una momia, y llevaba un manto polvoriento y una capucha. Lo único que pude ver fueron sus ojos cuando estaba ahí, agazapado en la penumbra. Al principio creí que se trataba sólo de una sombra, hasta que vi sus ojos que parecían dos gemas negras. Entonces (…) me aferró por la muñeca y sentí que sus dedos me quemaban como un hierro ardiente. Las fuerzas me abandonaron y caí al suelo. Luego comprobé que se había marchado, pero yo seguía ahí, tirado en el suelo y ¡maldito sea! ¡No puedo moverme, estoy paralizado!

Conan el Conquistador

Engendros de magia negra, se mueven de manera casi invisible entre las sombras y la oscuridad, y pueden materializarse en cualquier lugar donde la oscuridad sea completa. Tienen el aspecto de hombres encapuchados, decrépitos, como momias cubiertas de vendajes polvorientos. Sus ojos son oscuros y brillantes. No les gusta matar a sus víctimas: Prefieren inmovilizarlas con su toque helado, y que su amo decida qué hacer con ellos.

La mejor defensa contra estos seres es la luz, ya que nunca se acercarán a una fuente de luz intensa.

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Insustancial: No puede ser dañado más que mediante la magia 
Toque helado: Si un Hijo de la Oscuridad logra siquiera rozar la piel de su víctima ésta ha de pasar una tirada de 19 en Fortaleza (a elección del Pj) o quedará inmovilizada durante 1D6 horas.


Hombre-bestia


-Conan -susurró-, ¡no era un hombre lo que tenía frente a mí! Su cuerpo y su postura eran humanos, ¡pero bajo la capucha escarlata del sacerdote había un rostro con una sonrisa macabra que parecía de locura y de pesadilla! Estaba cubierto de pelo negro, a través del cual brillaban unos ojillos rojizos como los de un cerdo; su nariz era aplanada con enormes ventanillas en forma de campana; sus labios fofos se retorcían hacia atrás y por ellos asomaban unos inmensos colmillos amarillos, parecidos a los dientes de un perro. Las manos que asomaban por las mangas escarlata eran deformes y también estaban cubiertas de pelo negro.

Villanos en la casa

Proto-hombres cuyo aspecto recuerda al de los gorilas, pero mucho más inteligentes. Hay quien dice que son los descendientes degenerados de los primitivos atlantes. Por las descripciones que hace Howard en sus relatos, sin duda pensó en los Neandertales al concebirlos. Pueden practicar la antropofagia y tienen una rudimentaria jerarquía social. Habitan en los elevados riscos de unas montañas inaccesibles que lindan con la frontera este de Zamora. No conocen el fuego, ni saben construir casas, ni hacer vestidos, e ignoran incluso el uso de las armas. Sin embargo, tienen una especie de lenguaje compuesto principalmente por gruñidos y chasquidos, y se les puede adiestrar como criados y guardaespaldas, como hizo el sacerdote Nabonidus.

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Sombras

Eran unos monstruos negros y sombríos que revoloteaban sostenidos por enormes alas arqueadas, que parecían murciélagos. (…) estos seres parecían más una sombra que una realidad material, puesto que eran translúcidos, como volutas de un repulsivo vapor negro o como sombríos espectros de gigantescos vampiros. Tenían unos ojos rasgados y malignos que centelleaban con una llama verde y destacaban poderosamente en aquellos seres etéreos. De sólo verlos se le erizaron los pelos de la nuca, sobrecogido por el terror sobrenatural de los bárbaros. Los vio caer sobre el campo de batalla como buitres atraídos por la sangre. Descendían y mataban.

La Mano de Nergal

Seres alados de apariencia sombría y etérea. Son enemigos poderosos ya que las armas normales no les hacen el menor daño, y sólo pueden ser heridos por la magia o por guerreros protegidos por ella. Atacan drenando la vida de sus víctimas, que se sienten al instante aturdidas y embotadas.

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Insustancial: No pueden ser dañados más que mediante la magia 
Drenar energía: Una víctima de un ataque de una sombra ha de pasar una tirada de 15 en Voluntad o Fortaleza (a elección del Pj) o quedará Agotada durante tres asaltos.



Thog

La oscuridad estaba tomando forma. Algo enorme y abultado surgía del negro vacío. Vio una cabeza deforme y gigantesca que entraba en el círculo luminoso. (…) Vio un enorme rostro parecido al de un sapo, cuyos rasgos eran tan borrosos como los de un espectro visto en un espejo de pesadilla. Vio unos grandes haces luminosos que podían ser unos ojos que parpadeaban y la miraban, y entonces la joven tembló ante la lujuria cósmica que se reflejaba en ellos. No podía ver el cuerpo de la criatura. Su silueta parecía alterarse y difuminarse sutilmente cada vez que lo miraba. Sin embargo, la sustancia de que estaba hecho parecía ser bastante sólida. No había nada de nebuloso ni fantasmagórico en él. (…) Sólo el enorme rostro de sapo parecía tener cierta claridad. Lo demás era un borrón, una negra sombra que la luz normal no iluminaría ni disiparía.

La Sombra deslizante

Perdida en el desierto del Sur, más allá de Estigia, se encuentra la ciudad de Xuthal. En realidad es un único y enorme palacio amurallado, con miles de estancias que se comunican las unas con las otras, repleto de riquezas y maravillas. Sus moradores hace muchas generaciones que despreciaron la vida cotidiana, y pasan la mayor parte del tiempo sumidos en las ensoñaciones del Loto Negro… siendo presas fáciles de Thog, el dios viviente de Xuthal, que se alimenta de ellos. Al parecer es una especie de Demonio del Abismo, y algunos dicen que no es el único…

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Tentáculos: El desdibujado cuerpo de un Thog puede generar múltiples tentáculos, con los que puede hacer hasta cuatro asaltos, a un mismo oponente o a diferentes. 
Terror: Aquel que se enfrente a un Togh ha de pasar un conflicto de Voluntad de dificultad 15 o estará Aterrorizado los dos primeros asaltos del combate.




Ilustraciones
  • Cieno demoníaco: Jack Gaughan (1930-1985); portada de Conan and the Cenotaph, publicada en 1968 en la revista Worlds of Fantasy vol.1 no. 1, (c) Jack Gaughan y Worlds of Fantasy.
  • Dragón de Kush: Harold Saylor De Lay (1876–1950); escena de Red Nails, publicada en agosto de 1936 en Weird Tales vol. 28 no. 2, Public Domain.
  • Hijo de Set: John Buscema (lápices), Alfredo Alcalá (tinta); escena de The Devil In Iron, publicada en octubre de 1976 en Savage Sword of Conan #15, (c) John Buscema, Alfredo Alcalá y Marvel Comics, usada sin permiso.
  • Hombre-Bestia: Gil Kane (1926-2000) (lápices), Neal Adams (como Diverse Hands) (tinta); escena de Night of the Dark God, publicada en mayo de 1974 en Savage Tales #4, (c) Gil Kane, Neal Adams y Marvel Comics, usada sin permiso.
  • Thog: KingOvRats, usada sin permiso.
  • (al principio, prensentando) Beyond the Black River (publicado en 1935) [repite del anterior artículo]

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