Veo que la campaña empieza a tomar vida porque los jugadores no sólo empiezan a conocer los nombres de los personajes no jugadores de su familia, sino que incluso empiezan a aprenderse los nombres de algunos de los PNJ adversarios. Tanto es así, que he podido apoyarme en mis fantásticos jugadores para que me ayuden a redactar esta crónica. A mi entender, escribir un relato relativamente detallado de lo que pasa en cada sesión es vital para disfrutar de una campaña a largo plazo. Gracias a ella no se olvidan lo que hacen los jugadores, permitiendo con más facilidad que sus hazañas (y, por extensión, sus pifias) moldeen los acontecimientos futuros. Además, al escribir ellos, yo tengo más tiempo para preparar partidas y ellos se implican más en hacer suya la historia. El primero en romper el hielo ha sido el Capitán Alain Masseri, viejo conocido de los lectores de este Fanzine y que encarna en nuestras aventuras al intrépido Morians Le Verrat, señor de Cholderton.
Una crónica de una partida por Aquilifer y Capitán Alain Masseri
Terminando el largo invierno:
Como opción personal, al principio de cada nueva partida suelo jugar un rato de interacción social que se corresponde a los primeros meses del año. Inicialmente lo hice de forma instintiva, pero ya lo hago de forma premeditada. Normalmente los jugadores tienen una cierta prisa por realizar las tiradas de economía y de experiencia cuando acaban una sesión, algo comprensible. Pero claro, después de recibir su justa recompensa y haber pasado por una sesión intensiva e individual de dados, resulta muy difícil volver a meterse en la piel de personaje para interpretar un rato antes de irte a casa. Si no interpreto alguna interacción social me parece que el invierno queda muy soso, sin contar con que la transición a la corte real y los eventos del nuevo año quedan demasiado bruscos. Así pues, yo prefiero dejar que los jugadores interactúen en la corte de su conde y que después le acompañen a la corte real, donde pueden enterarse de los rumores e intrigas que surgen ese año de forma más natural. Debido a ello, durante este primer invierno, cada personaje tuvo la oportunidad de interactuar socialmente antes de dejar sus tierras.
Gilbert, le petit lion siguió concentrado en tocar el arpa, con escaso éxito inicialmente. Su fracaso le costó al joven caballero algo de vergüenza y que el abanderado de West Lavington, Sir Hywel, le preguntará inocentemente al llegar junto a él si había oído un ruido terrible. El caballero respondió que era él intentando mejorar su habilidad musical. La sinceridad y naturalidad del joven impresionaron positivamente al abanderado. Por su parte, Morians se encontró con una joven, apenas adolescente, a la que no reconoció inicialmente. A pesar de ello, el joven señor deCholderton intercambió cortesías con ella. Tan bien interpretó el personaje el educado encuentro que le otorgue un bono de +5 a la habilidad, lo que causó que al tirar un dado sacará un crítico en su cortesía. Grande fue su sorpresa cuando descubrió que la desconocida no era otra sino Lady Jenna, la joven hija del conde de Salisbury. Es obvio decir que la joven noble no olvidaría con facilidad su encuentro con el caballero. Pero sin duda, el encuentro que resultó más transcendente fue el que empezó de forma más inocente implicando a Sir Bolvar.
Sir Jaradan, famoso espadachín.
Un tipo hábil con las armas y que se cree el mejor. Demasiado parecido a Sir Volvar como para que no hubiera un choque entre ambos.
Sir Jaradan, el mejor espadachín de toda la corte de Sir Roderick, había oído hablar de los jóvenes escuderos que habían sido nombrados caballeros tras haber acabado con la vida de un oso. Celoso de su posición como mejor guerrero del conde, el joven caballero acudió a estudiar a los nuevos caballeros, con especial atención a aquel del que se rumoreaba que manejaba mejor la espada. Sir Bolvar recibió un suave comentario despectivo por parte del ambicioso Sir Jaradan y esto basto para encender la mecha de su fuerte carácter (el rasgo de impulsivo de este personaje ha subido como la espuma en el poco tiempo que llevamos jugando). Los egos de ambos caballeros les condujeron a un duelo a primera sangre. El duelo fue la sensación de la corte, Sir Bolvar incluso paró con su espada un crítico de su adversario, teniendo al veterano espadachín contra las cuerdas en más de una ocasión, pero finalmente la estadística se impuso y en uno de los lances la espada embotada de Sir Jaradan encontró las costillas de nuestro héroe. Por supuesto, eso no quedo ahí: en aquel momento todos presentimos que aquello era el principio de una gran enemistad. Pero yo ya he escrito yo demasiado, va siendo hora de que le deje paso al auténtico narrador de esta historia.
El escudero de Sir Morians
Escribo estas letras en Cholderton, condado de Salisbury, primavera del año de nuestro señor 485. Le he prometido a Fray Alberus que practicaré el latín, y con ese propósito decido recoger mis vivencias en estos momentos. Mi nombre es Leoben y tengo 15 años. He entrado al servicio de mi primo Morians de Cholderton como su escudero. Fue nombrado caballero el año anterior por el mismísimo conde. Mi padre está muy orgulloso. El año anterior ha sido un buen año. Durante el otoño anterior mi prima Mageali ha sido entregada en matrimonio a Sir Gilbert, de Idmiston.Sir Morians concedió una dote generosa, y los lazos entre nuestras familias se han fortalecido.
Descansamos en un apacible lugar del bosque Chute, y aprovecho para escribir. Acompaño a Sir Morians a Silchester pues la corte ha sido convocada en tal lugar. Viajamos junto a los compañeros de armas de mi primo: su cuñado Sir Gilbert le petit lion, un hombre menudo que se empeña en componer poemas. Es buena persona, me ha ayudado con mis estudios de heráldica [1]. También viene Sir Bolvar de Winterbourne Stoke. Es pagano, y eso quiere decir que irá al infierno pero Tyrion, su escudero me ha dicho que es un gran guerrero aunque tiene un temperamento voluble. No sé qué es eso, pero aquí lo apunto para preguntárselo a Fray Alberus cuando volvamos.
Silchester es una gran ciudad, aunque es fea, sucia y llena de rameras y cobardes, como me recuerda mi tio Moravius con frecuencia [2]. Debo recordar sus palabras pues no lo parece. Está llena de caballeros y parece un campo de flores de cientos de colores con tantos pendones y enseñas que cuelgan por todas partes. Algunas las reconozco, pero la mayoría no sé cuáles son. Sir Gilbert las recita cuando pasamos cerca, y no parece equivocarse nunca. Nos dice que ha visto el escudo del Rey Uther y de su hijo Sir Madoc. Alain [3], Tyrion y yo esperamos poder verle aunque sea de lejos. No he estado tan emocionado en toda mi vida.
Rey Uther Pendragón
Señor de Logres, el reino al que pertenece el condado de Salisbury y, por ende, al que deben lealtad los personajes.
Han sido días complicados. Nuestros señores han estado ocupados hablando con otros caballeros y señores. Alain y yo no hemos parado, pero Tyrion sólo se dedica a fornicar con la hija de una vivandera que Sir Bolvar ha tomado bajo su cuidado. Tyrion dice que su señor está practicando mucho con la espada. No sé si se refiere a que su señor se prepara para otro duelo con Sir Jaradan. Sir Morians ha presentado sus respetos a la familia de Sir Berel el Pelirrojo, el caballero al que abatió el año pasado durante la escaramuza de Allington y ha acabado diciendo amargas palabras con un caballero local, aunque después aparentaba estar arrepentido. Sir Gilbert ha demostrado sus dotes como poeta, y parece que ha conseguido la aprobación de Sir Hywel de West Lavington, aunque las palabras de éste han sonado a burla.
Hoy hemos visto al Rey, mide dos metros y medio y es ancho como un buey. Estaba a muchos codos de distancia y no lo vi bien, pero aquellos que estaban a su lado parecían David junto a Goliat. Ha hablado de guerra y de buscar venganza y retribución contra los perros sajones que acechan en nuestras fronteras. Esto me lo ha dicho Alain, porque yo lo que oía eran sobretodo los gritos de los caballeros que acompañaban las palabras de nuestro rey. Todavía tiembla mi mano por la emoción.
Sir Berel el pelirrojo
Caballero de Levcomagus, Silchester. Fue abatido por Sir Morians en una lucha fronteriza.
Hemos preparado la marcha, y he tenido mucho trabajo. Nos dirigimos hacia el este, hacia los territorios sajones. Nuestro Rey marcha al frente. Sir Morians me ha recordado como debo enjaezar los caballos para que no se deslomen. Sir Volvar está ansioso de probar su habilidad con la espada. Sir Gilbert conversa con frecuencia con Sir Elad que es el comandante de nuestra unidad. Todo el mundo a mi alrededor está excitado pues estaremos en el frente de la batalla. Yo rezo todas las noches a nuestro señor para que me quite el miedo que me entra cada vez que pienso en ello.
A la batalla
Mearcred Creek, Sussex, Verano del Año de Nuestro Señor de 485. Me duele todo el cuerpo, y apenas puedo levantar el brazo derecho de lo cansado que lo tengo. La batalla ha durado un día entero, y todavía no estoy seguro de que ha pasado. Tal vez mañana tras escuchar a nuestros señores y otros caballeros pueda narrar lo sucedido. Alain está preocupado pues Sir Gilbert ha sido hecho prisionero por los sajones. Está entre aquellos que se encuentran perdidos. Otros no tienen dudas acerca de su aciago destino, aunque hay más heridos que vidas perdidas.
Plantaron batalla los sajones al amanecer, liderados por su rey Aelle. Nuestras fuerzas estaban lideradas por el propio rey Uther, que cabalgaba en el centro, liderando el batallón principal. El conde Roderick había recibido el honor de cabalgar en esa misma posición, junto con la unidad de Salisbury al completo. El príncipe Madoc ap Uther dirigía el batallón de vanguardia, que defendió nuestro flanco derecho. El batallón de retaguardia, comandando por el duque Ulfius de Silchester, guardaba nuestro flanco izquierdo. Izquierda y retaguardia, dos lugares apropiado para hombres de ese nido de truhanes. El tronar de los cascos se fue incrementando tras sonar el cuerno para realizar la primera carga, que hendió las filas de los sajones como un cuchillo caliente la mantequilla. En medio de la confusión, nuestros caballeros se trabaron en combate con infantes sajones, que retrocedían ante nuestro avance, causando caos y confusión con caballos, lanzas y espadas. [4]
Logres, 485.
Se observa como los Britones marchan hacía el sur y como los Sajones contraatacan por mar asaltando la costa oeste de la isla.
Aprovechando una abertura, la unidad sajona se ve rodeada por nuestras tropas y lucha en desventaja numérica, recibiendo numerosas bajas. Sir Elad llama a sus hombres y mueren sajones a diestro y siniestro, con Sir Gilbert rugiendo como su apodo y segando sajones a su paso. [5]
El impulso de nuestros hombres se cobra su precio, y de repente nos encontramos tan adentro de las líneas enemigas, pero tal es la bravura de los hombres de Logres, que resisten los embates sajones y consiguen romper el cerco. [6]
La batalla parecía decantarse a nuestro favor, pues por doquier los sajones corrían e intentaban reagruparse. Los cuernos sonaban con órdenes contradictorias, y dábamos por ganada la batalla cuando ¡oh desgracia! Un grupo de sajones cayó sobre nosotros como una tromba desde el flanco, y aún rodeado de sus camaradas, varios fueron desmontados y heridos de gravedad, entre ellos Sir Gilbert, que rodó por una colina embarrada abajo. Entre gritos de furia, nuestras tropas intentaron cubrirlos, pero algunos fueron arrastrados a las filas de los sajones, aún debatiéndose. [7]
Preocupados por recuperar a los caballeros capturados, apenas nos percatamos de que el ímpetu inicial se había perdido. La suerte se puso del lado de los sajones, y al reagruparse mantuvieron a raya los embates britanos. Los ánimos se habían enfriado en nuestro bando y enardecido en el enemigo, y aunque con grandes pérdidas, no hubo una victoria por nuestro bando. [8] Y así, sin resultado claro, los dos ejércitos se retiraron y la batalla tocó a su fin. [9]
El duro invierno
Cholderton, Condado de Salisbury, Invierno del Año de Nuestro señor de 485. He calentado mis manos lo suficiente como para escribir y contar la terrible situación en que nos encontramos. Las cosechas han sido escasas y el frío ha sido terrible. El granizo castiga los campos y el grano almacenado está podrido de gorgojos. Una manada de lobos hambrientos ha devorado la mayoría del ganado. La prosperidad del año anterior se ha esfumado, y sólo nos queda la misericordia del Señor. Sir Gilbert conmovido por la situación ha prestado ayuda a mi señor, quitándose la comida de su propio plato, ha dado de comer al hambriento. Su amor por la familia está en boca de todos. Sir Morians ha tenido amargas discusiones con una doncella de cama que tomó el año pasado. Su sonrisa y afabilidad han dado paso a la avaricia. Al final se ha quedado con la mitad del dinero que mi señor quería destinar a ayudar a los más desfavorecidos de la zona. Una libra, nada menos. La lujuria y la avaricia vienen juntas. No hemos tenido noticias del otro lado del río. Los caminos no son seguros en esta época del año.
A nivel nacional, las cosas no fueron mucho mejor para el reino de Logres. Mientras el rey Uther atacaba a los sajones en el sur, refuerzos llegados de Germania partieron por barco desde el reino bárbaro en Kent para saquear el ducado de Caercolun. Tras desembarcar en Maldon derrotaron al ejército del duque Lucius, que se retira a Colchester. Los ánimos de los britones están por los suelos. Sir Bolvar puede pasar el invierno sin problemas tras obtener una cosecha digna en sus tierras, mientras que los jugadores de Sir Morians y Sir Gilbert aprovechan para interpretar sus lazos familiares ayudándose en la subsistencia. Las buenas tiradas de su nueva esposa le permiten a Le petit lion armarse y mantener a su cuñado... por los pelos. Ninguna descendencia, ni legítima ni ilegítima fue engendrada por los personajes durante este año. Las espadas siguen en todo lo alto, pronto veremos que trajo consigo el año 486…
Notas:
[1] La habilidad familiar de Sir Gilbert es la heráldica, es difícil que falle con su puntuación de 20 en la habilidad.
[2] Como ya se ha dicho en la crónica el ducado de Silchester y el condado de Salisbury no tiene buenas relaciones.
[3] Alain, Escudero de Sir Gilbert.
[4] Ambos generales eran viejos veteranos en el arte de matar a sus semejantes de forma organizada. Tanto Uther como Aelle usaron con éxito sus habilidades de batalla para posicionar sus ejércitos. Pero entonces la naturaleza de los personajes dio la ventaja al rey de Logres, Uther contaba con caballería de gran calidad, mientras los sajones estaban todos a pie. La caballería realizo una excelente carga y, según la tabla de eventos de batalla el enemigo retrocedió. Los tres jugadores lograron impactar con sus lanzas y herir a sus enemigos, acumulando gloria en el proceso. Sir Elad, comandante de la unidad de poco más de una decena de caballeros que integraba a los personajes logró un éxito en la tabla de heridos, por lo que sólo un diez por ciento de sus compañeros (un hombre) resultó incapacitado para el combate.
[5] La tirada de batalla desvela que el enemigo ha quedado rodeado, con lo que rápidamente concluimos que la carga de caballería ha abierto una brecha en la formación sajona. Una vez perdido el empuje inicial, los caballeros rápidamente cambian sus lanzas por espadas y prosiguen presionando entre las filas de los enemigos. Todos obtienen un éxito, pero el jugador de sir Gilbert saca un crítico. De nuevo la tirada de heridos es un éxito, otro camarada resultó incapacitado.
[6] En esta ocasión la tirada de batalla no es favorable al grupo. De tanto penetrar en las líneas enemigas se pasan y son ellos los rodeados. Afortunadamente tanto Sir Morians como Sir Bolvar y Sir Gilbert logran solventar exitosamente sus encuentros, al tiempo que Sir Elad organiza bien su unidad sufriendo la habitual baja.
[7] La cosa pintaba bien para el nuevo turno, el enemigo estaba confuso y los personajes no habían fallado. Y así siguió, pero el éxito de Gilbert fue insuficiente para contrarrestar el crítico de sus enemigos. Tras sufrir un ataque de treinta puntos de daño, bloqueado en parte por su armadura, el joven caballero dio con sus huesos en tierra, perdiendo el contacto con su unidad. Mientras tanto, Sir Elad se cubrió de gloria y obtuvo un crítico en su tirada para recibir heridos. No sólo nadie fue herido sino que hicieron dos prisioneros.
[8] La última tirada de la batalla resumió el desenlace de la batalla: inconclusa. La narración dejó claro que los sajones rehicieron finalmente sus líneas y rechazaron los ataques de los britanos sin ser capaces realizar ningún contraataque claro. Sir Volbar y Ser Morians respondieron bien a las órdenes de Sir Elad, que volvió a perder otro hombre por heridas. Peor destino tuvo el señor de Idmiston. Aislado, Sir Gilbert tuvo que hacer sus tiradas de batalla como líder de una unidad de uno, con los consiguientes modificadores negativos a sus tiradas. Debido a ello falló en su tirada de arma y resultó nuevamente herido, con la mala suerte que esta nueva perdida le llevó más allá del umbral de la inconsciencia.
[9] Sin poder asestar un golpe letal a los sajones, los britanos se retiraron de nuevo a sus tierras sin poder expulsar a los invasores germánicos. De las cinco bajas, el 80% eran heridos y el 20% muertos. Luego, un caballeros de la unidad de Sir Elad murió y cuatro resultaron heridos de consideración. La guerra es un negocio sangriento. Durante un instante dudamos acerca de cómo interpretar el futuro de sir Gilbert, aunque estaba claro que no había muerto. En un primer momento se propuso que fuera capturado por los sajones y se exigiera un rescate, haciendo que este se resolviera con rapidez para no ralentizar la acción. Finalmente se nos ocurrió una opción mejor. Sir Gilbert fue dado por muerto por los sajones, pero antes de abandonarlo fue saqueado perdiendo sus armas su armadura y su caballo. Así pues, el importe habitual del rescate, cerca de 6£, se transformó repentinamente en el costo de rearmarse.
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