Un reportaje de Eusebi, 30 de diciembre de 2008
Aviso: este reportaje se ve perjudicado por la falta de documentación gráfica. El autor no tiene cámara y se olvidó de pedir una prestada. El lector sólo puede hacer dos cosas: una, creerse lo que está escrito en esta pequeña crónica confiando en la veracidad de las palabras de su autor; o bien, acusarle de mentiroso y gañán, siendo causa inmediata de un duelo en la fecha en la que el ofendido tenga a bien de proponer.
Aviso 2: por razones, motivos y/o excusas varias que ahora no vienen al caso, el autor sólo asistió a las jornadas el sábado día 6 de diciembre. Así pues no hay información, por el momento, de lo acontecido durante la jornada de domingo, día de la subasta benéfica. El autor confía en que el lector encontrará suficientemente interesante la crónica del primer día de las jornadas.
Vaya, vaya, así que otro año ha pasado ya… uno se hace viejo y ni se entera. Por tercer año consecutivo las jornadas Ayudar Jugando se celebraron en el Casinet de Hostafrancs, así que hacia allí se dirigieron nuestros pasos (de mi acompañante y míos) la fría mañana del sábado. En ediciones anteriores, las jornadas empezaban ya el viernes por la tarde mientras que este año fueron sólo sábado y domingo. Es comprensible teniendo en cuenta el esfuerzo de preparar las diferentes salas, la ludoteca, la tienda y demás. Como iba diciendo, llegamos al Casinet a eso de las 11h. Las jornadas empezaban a las 10h pero servidor nunca madruga un sábado si puede evitarlo y, por otro lado, ciertas determinaciones se ven entorpecidas por imprevistos. Creo que llevo visitando estas jornadas desde hace unos 5 años, no estoy seguro, y siempre había ido por las tardes. Solía estar la cosa más o menos tranquila, te podías dar una vuelta tranquilamente, ver qué había, rebuscar entre las cajas en la tienda… sin complicaciones, todo tranquilo. Año a año siempre he notado un incremento en la asistencia, éste no ha sido ninguna excepción. Al contrario, nunca lo había tan lleno.
A esa hora de la mañana ya había ocupadas casi dos terceras partes de las mesas de juego de la planta baja y en la zona de la tienda se concentraba un gran número de… ¿gente?¿jugadores de rol?¿bestias sedientas de sangre… esto, de letra impresa jugable? Para poder meter mano a las cajas con los juegos de rol había tres filas de individuos, aquello era peor que un concierto de [insertar nombre de grupo favorito]. Nunca había visto tanto fervor, la sangre de la gente hervía mientras se abalanzaba a por las ofertas. Creo que la organización se encargó de limpiar las manchas de sangre para que el resto de asistentes no resbalara. Había personajes que llevaban sus propias cajas de cartón vacías que iban llenando a medida que sus agentes en la refriega les iban pasando el material. Impresionante el nivel de organización. Mientras tanto, se oyó algún comentario de miembros de la organización sobre “tomar medidas para el año que viene” tales como “vallas electrificadas”. Y no es mala idea. La situación se mantuvo hasta la hora de comer. Así que algunos con menos suerte para llegar a al mostrador y echar un ojo al material esperaron hasta la tarde para cargar con unas cuantas bolsas. Con este panorama, tras saludar a un amigo que estaba iniciando una partida de El Grande, y que había desistido ya de comprar nada, vuestro cronista se dirigió a apuntarse a la partida de Líbido de las 17h. ¿Dije 17h? Bueno, no era a las 16h. Ok, no hay problema. Quizá en la página web estuviera equivocado o quizá mi memoria no es lo que era.
La siguiente cita del día, era a las 12h o 12:30h. A esa hora se presentaba en una de las salas del piso superior el juego Taura: Lands of Alchemy . Había leído algo en su página web y me pareció interesante enterarme de qué tenían que decir los autores sobre su juego, aunque juegos de fantasía oscura ya vaya servido. Nunca se sabe cuando puede venir bien uno más. Para pasar el rato hasta entonces, fuimos a descubrir algún juego de mesa. Tras echar una partidilla al Keltis, un juego sencillo pero bastante resultón (ganador del Spiel des Jahres 2008, Reiner Knizia, blablabla), conseguí hacerme un hueco en la zona de la tienda y comprar alguno cosilla. Entre una cosa y la otra, se acercaba las 12:30h así que subimos hacia arriba. Comprobamos que la presentación no iba a empezar puntualmente, así que seguimos haciendo tiempo, visitando la sala donde se jugaba a rol. Menos mesas que en el piso de abajo y algunas ocupadas por el campeonato de Ubongo. Aún así, las partidas de rol seguían su curso y en ninguna parecía haber falta de jugadores. Finalmente parecía que la presentación iba a empezar… a eso de las 13:30.
En la entrada a la sala habían puesto unas tarjetas y puntos de libro promocionales. También había colgadas tres camisetas promocionales de muestra. Bien, una presentación de un juego nuevo… interesante… pero, ¿sólo estamos dos personas y los autores?¿y los demás? Al cabo de un rato, van llegando algunas personas más y empieza la presentación. Con algunas quiero decir que éramos ocho, sin contar a los autores. ¿Acaso salen tantos juegos de producción autóctona que no se hace rutinario ir a sus presentaciones?¿Tan poco interesante resulta?¿Poca curiosidad? Cierto que la hora era un poco mala, había varias partidas de rol en marcha en la sala de al lado y, por supuesto, no se va a interrumpir la partida. Pero, durante la charla con los autores, varias partidas acabaron, o al menos dos o tres grupos de gente abandonaron la sala de rol, y nadie tuvo a bien sacar la cabeza a ver qué estaba pasando ahí dentro.
Sobre Taura, no sé qué decir en esta crónica. Que es un juego de fantasía oscura renacentista, que principalmente se centra en personajes humanos aunque hay diferentes razas (especies?) jugables, que se centra en conflictos geopolíticos/sociales más que en grandes conflictos bélicos en los que hay que salvar el mundo, que busca distanciarse de los alineamientos clásicos de D&D utilizando un sistema de Códigos de conducta, que las ilustraciones de muestra eran realmente buenas, que aunque la información del libro básico permitirá jugar perfectamente ciertos aspectos de la ambientación quedarán explicados en profundidad en futuros suplementos, algunos de libre descarga (si no entendí mal), que la página web del juego será relanzada en cuestión de poco tiempo y que vendrá acompañada de una sorpresa, una sorpresa que tendrá que ver con cartas.
Después de la presentación, me dirigí como lobo hambriento a buscar un lugar donde comer. Como era festivo, la mitad de los restaurantes próximos estaban cerrados. Por suerte, justo delante del Casinet había uno abierto y tras un momento de duda ahí entramos. Salimos, faltando cinco minutos para que empezara la partida de Líbido. Servidor iba algo estresado, no quería tener al resto de jugadores y al master esperando, pero por supuesto el sufrimiento se acabó rápido.
Finalmente la partida empezaba a las 17h, tal como ponía la página web. Perfecto, tiempo de sobras para echar otro Keltis, esta vez con cuatro jugadores, mientras esperaba. Dejé a mis acompañantes en manos de un miembro de la organización que les explicaba cómo se jugaba a Agrícola (¿quién no ha querido irse al campo a cultivar la tierra y criar ganado?). Vuelta para piso superior, sala 2, ¿sala 2? Pero si es dónde estaban haciendo el taller de armas de soft-combat hace un rato y los restos de material siguen allí. Ya está, me he vuelto a liar.
Claro, la partida será en la sala del fondo, donde se jugaban el resto de partidas de rol. Hmmm, un breve paseo por la sala, varias partidas en marcha, pero ninguna mesa reservada para Líbido. Vaya, ¿me habré equivocado de hora?¿de sala? Vuelta para abajo, miro el cartelito de la partida. Seguimos estando apuntado sólo dos jugadores de cinco plazas disponibles. Me empiezo a temer que como no aparezca alguien en el último momento, la partida se va al garete. Oh, la sala ha cambiado, ahora es en la 1. Bien, para arriba que voy, a la sala de rol.
Espero unos minutos, nada. Me vuelvo para abajo cruzándome con el que luego conocería como José Lomo, autor de Líbido. Pregunto a una chica de la organización sobre la partida. Me dice que es en la sala 1 y pregunta a los demás si saben algo, viendo que se le está acumulando la faena, le digo que no se preocupe, que volveré a probar. Esta vez es la definitiva, vuelvo a la sala de rol. Allí no hay nadie… pero, un momento, eso es la sala ¿¿¿4??? He estado haciendo el primo desde hace media hora. Perfecto, al menos no hay testigos. Salgo de la sala 4, miro a mi derecha, alguien de la organización, voy a preguntar y justo cuando esto acercándome a la puerta, me golpea como el martillo de Thor: SALA 1. A todo esto, son las 17:30, menos mal que no quería llegar tarde. Me presento. En la sala, aparte de José Lomo, hay tres personas más, bien todavía puede haber partida. ¿Eh? ¿Se ha suspendido por falta de jugadores? Parece que al final sólo éramos tres de los cinco necesarios para el tercer playtest del futuro suplemento de Líbido, Vulviánidas. Maldita mi suerte.
Bueno, al menos tengo el placer de charlar un rato con Lomo y los demás que estaban allí (lo siento, no llegué a enterarme de los nombres, uno que es así de apañado para las relaciones sociales), entre ellos el Doctor Oprimare, sobre Líbido y otros temas roleros. Tengo el privilegio de tener en las manos una copia impresa y encuadernada del juego y de lamentarme por no jugar. Es cierto que Líbido no es un juego para todos los gustos, pero no deja de resultar negativamente sorprendente que en unas jornadas lúdicas (roleras) no sea posible encontrar cinco personas dispuestas a jugar. Mientras tanto, partidas a juegos clásicos como Cthulhu, Warhammer RPG y demás no andaban faltos. Por cierto, la partida de demostración de Taura que había por la tarde creo que tampoco tiró para adelante, o al menos no ví que se estuviera jugando. Espero que la partida nocturna tuviera mayor acogida, aunque lo dudo.
Con la partida de Líbido suspendida, tuve tiempo de pasarme por la ludoteca y jugar al wargame España 1936, del que se hizo la presentación el año pasado en las jornadas. A esas horas tuvimos problemas para encontrar mesa donde jugar. Tanto en la sala principal como en la de arriba todas las mesas estaban llenas. Todo iba a toda máquina y los miembros de la organización no tenían un momento para descansar. Con todo, nos encontraron una mesa y uno de los miembros, el mismo que asistió a la presentación de Taura, nos pudo explicar cómo funcionaba el juego, para luego desaparecer, espero que pudiendo tomarse una pausa en algún que otro momento. Mientras estábamos en plena batalla por Madrid, empezó el sorteo de juegos de mesa. Los números los daban al colaborar al pedir juegos de la ludoteca. Teníamos 4 o 5 números. Los primeros números que salieron se aproximaban peligrosamente a los nuestros, pero sin suerte. Sin suerte hasta la cuarta o quinta bola que sí nos dio premio. Genial, un Toledo para la saca. Al final dejamos la Guerra Civil en el tercer o cuarto turno, en 1936 todavía y a eso de las nueve y pico nos volvimos a casa con unas cuantas bolsas con material lúdico para una buena temporada y cierto regusto agridulce por la falta de interés en novedades roleras y en juegos algo diferentes de lo clásico y conocido. Al cronista siempre le ha gustado probar juegos de rol que no conocía en las jornadas, para jugar a lo de siempre uno ya está servido en casa.
En otro orden de cosas, noté que la población lúdica está envejeciendo. Pude ver dos cochecitos y unos cuantos lactantes en brazos de sus padres o madres pero poco reclutamiento entre las hordas adolescentes. La tasa de renovación tardará en llegar si hay que esperar a que esos bebés de progenitores jugones tengan edad suficiente para desenvolverse por el mundillo. Este cronista no quiere despedirse sin antes felicitar a la organización de las jornadas por su esfuerzo para que salgan adelante año tras año y cada vez con más asistentes. La causa merece realmente la pena y es digna de elogio.
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